viernes, 15 de febrero de 2008

dispersión

lo admito, me duele soportarme... estoy bajo la influencia de un estado de dispersión...

fracturas a labios secos, cosas de la densidad de la humedad o el carisma de la intimidad... me ahogo en las ganas de besar ayer, de provocar o intentar promover humedades mediante humedades o intercambios, a cambio de un olor nuevo y labios frescos... un fenómeno climático que imaginé [cuestión muy química] con algunas lectoras de mi blog, con algunas viejas costumbres y nuevas curiosidades... incluso le dije a ella que si besaba a una mujer yo besaba algún hombre... da igual, a ella cuesta hacerla perder...

pero esta es solamente mi queja sobre lo de ayer...

la dispersión ocurre cuando algún elemento se mezcla y genera un campo desconocido alrededor del valor abstracto de la vida que tiene uno en algún lugar de sus intestinos[supongo intestinos ya que el pecho está saturado de cosas metafóricas]...

no duele. es más bien como un proceso de transformación... como una dirección: uno llega, entra sin limpiarse los zapatos porque el suelo está sucio... dispersión, como tal, de felicidad...

dispersión... suele tener otros nombres porque las lenguas no solo sirven para besar, también ayudan a hablar y a comer...

les cuento una breve historia, para suturar el impacto negativo de expresarles la dispersión que tanto repito: hoy es sobre Centuria, un caballo enorme, fuerte, color negro... de sangre antigua, orgulloso, arrogante, leal... enorme, de miles de metros... produciría envidia entre los animales de mitología...

él también está triste.