sábado, 5 de julio de 2008

Cuento: No soy un título, Primera parte


CAPÍTULO I

PRIMERA PARTE


Una chiquita azul, que caminaba sin sentido cargando tres cabezas de pato, tropezó sin querer sobre un musgo anaranjado. Descubrió entonces una moneda de plata sobre una piedra. La moneda estaba sucia, con cierto enmusgamiento rojizo en las orillas y tenía tres hoyos fuera de proporción, como si hubiera sido mascada por alguien con dientes ASÍ de fuertes. La palabra mascada genera confusión en la niña.

La niña no pensó en el valor de la moneda de plata, que bien podría ser leche para acompañar la cena de cabezas de pato que habría de hacer cuando llegue a casa, sino más bien, le pareció extremadamente confuso el mordisco, la mascada sobre la moneda.

Fue el inicio a un delirio inocente, ¿Pues quién podría haber mordido una moneda? ¿Quién tiene los dientes tan así? La confusión siguió lo que duró la niña en desaparecer del lugar.

Pasaron los días, y a la niña le ocurrieron un par de sucesos que justificarían otras cosas más adelante.


SEGUNDA PARTE DE LA PRIMERA PARTE


Un animal que nadie conoce bien del todo se acercaba a una piedra cubierta de musgo anaranjado donde había puesto a secar una moneda de gran importancia para él. No la encontró. 8 años no pasan en vano.

El animal se desespera y empieza a olfatear en busca de su moneda mascada posiblemente por él, o quizás no por él pero su olfateo fue constante.

Constante, aspira, aspira, aspira. El animal desconocido encuentra un rastro que le parece confuso, azul platinado, confuso confuso.

Poco antes de ir tras su semimaginativo camino, el animal desconocido piensa en la luna. Piensa en la luna y el frío, sus dientes se apretujan fuerte expresando su rabia.

La moneda no dejó de estar. No pude decidir.


FIN DEL CAPÍTULO I