sábado, 20 de septiembre de 2008

espasmos métricos

eso de las dimensiones, abrir puertas para escaparme y ese antojo de destrozar a mordiscos unos calzones de rayas con colores, antojo de celeste y antojo de morder el músculo entre el hombro y el cuello...

antojo de olores vaginales por la incandescencia de la saliva...

mientras muerdo mirar por la ventana... por la ventana miraría cierto yo, me miraría y seguro estaría reparando el viejo aparato que me llevará de vuelta... luego podría seguir mordiendo...

escapar es un proceso extraño porque acá todos los lugares son iguales, por eso inventaron la pintura... dado que todos los lugares son iguales caminar un metro es parecido a caminar 10 metros o 100 mil metros...

es la hipotermia del día, hoy mientras me masturbaba estaba algo confundido, quería intentar coordinar mi corazón con mi pene y con la realidad... pero exploté...

mientras armaba mis vísceras descubrí una moneda que me había tragado de niño, recordé que tuve un padre perverso y que con esa moneda escribí en la banca del parque de mi ciudad algo que no recuerdo...

antojo de encontrar algo nuevo que recubra, o que a ser recubierto pueda usar mi lengua o simplemente nadar en maquiavelismos hipnóticos y pervertidísimos, millones de calzones y ombligos y cosas ricas para sentir en mis labios...

me aburro a la velocidad de la luz, por eso escapar no depende de kilómetros, depende de puertas dimensionales, de extrañezas paralelas, de mis manos acariciando la acidez que podría estar besando o lamiendo...

irme es quedarme...