sábado, 6 de febrero de 2010

enfermedades antipáticas

en su momento me dispuse con mucha fuerza a luchar por la libertad de mi país, con el puño cerrado y los dientes firmes, con amor a los que hay que amar... luego me embarré de esa carajada rencorosa y amarga del fracaso del no al TLC, se me atragantó, fumé cigarros y mandé a la mierda el revoltijo absurdo de democracia que percibí...

tengo una breve historia...

está este amigo que solía decirme que el mecanismo magnífico del desencanto era básico para hacernos fracasar como un pueblo, dividiéndonos, aguevándonos... luego de un tiempo terminó desangrado en la misma trampa que me advirtió y el desencanto que tiene ahora es crónico... no lo juzgo, mi enfermedad es parecida y peor... el mecanismo funciona bien...

no soy de los que votaría para ejercer mi derecho, ni de los que votaría por respeto a la democracia, tengo un sesgo emocional en la idea de considerar a la democracia un mecanismo justo mientras exista ignorancia, egoísmo y una escabullida plutocracia de la pandilla de don oscar (sin tilde y nótese la minúscula)...

si bien mi actitud es parecida a una pereza, pues no lo niego, es la variación de una pereza y desencanto... y no me estoy justificando, yo jamás haría algo así... le doy el derecho al que quiera reclamarme...

no iba a votar, aún no sé si lo haré, pero si lo hiciera definitivamente será para apoyar a quienes llevan una buena intención... eso es lo que siento en estos momentos...