lunes, 9 de mayo de 2011

lágrimas de mayo

ayer sentí un poco de tranquilidad cuando me hablaste de tus días... aún me da comezón las oficinas que comen personas, pero contigo recordé...

por momentos me confundí con el anciano de aquella historia, la historia que me regalaste el jueves que lloré por frío y miedo... la historia del anciano que soñó con el clásico bosque cubierto de neblina, árboles secos y tierras húmedas, que recorrió más de lo necesario para encontrar que lo que buscaba era una buena historia para dormir...

o la historia de la niña que encontró una moneda que pertenecía a un rey lobo, la historia que nunca terminé, o más bien, que terminé en el momento menos importante para terminar una historia que era para ti...

¿no habrás escrito algo nuevo? ...bien que me gustaría estar en tu cama, con cigarrillos, escuchar la historia mientras aún queda velocidad en la sangre, escucharte leerla mientras acaricio tu silueta con las orillas que me alcancen, buscando una cura para mis monstruosidades en el placer de la temperatura, del movimiento de las letras en el aire, de las burbujas microscópicas de tu voz...

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la imagen es de michael dwek